Inicialmente encomendado del cuidado de la Abadía de San Pelayo, marchó posteriormente a Tierra Santa a conocer los Santos Lugares, volviendo a los 14 años a su antigua abadía. Allí comprobó que su sustituto (su propio sobrino) la había convertido en su posesión personal en lugar de dedicarse a su servicio.
Decepcionado y maltratado, abandona la abadía para dedicarse a la predicación por los alrededores. Construye una pequeña ermita por los alrededores del río Tamaca y se convierte en ermitaño orante solitario, predicador y consejero. La Virgen le llama a la orden de los predicadores, recién fundada por Santo Domingo, en la que realizará el noviciado y su profesión. Volverá posteriormente al oratorio de Amarante, donde permanecerá hasta su muerte, según se supone, el día 10 de Enero de 1259. Su culto fue permitido por el Papa Julio III (24 de Abril de 1551) y se confirmó por Pio IV (1561). A pesar de ser llamado 'Santo' por el pueblo , es sólo Beato pues su Proceso de Santificación no llegó a buen puerto, a diferencia del Proceso de Beatificación.
Los Gonzalo pueden celebrar su onomástica en tres fechas del año, según el santo de su advocación: San Gonzalo de Galicia (25 de Noviembre), el más español, San Gonzalo de Lagos (21 de octubre) portugués del sur y, como no, Beato Gonzalo de Amarante (10 de Enero), objeto de esta entrada.
En Sevilla es tradición la celebración en esta última fecha, especialmente en el ámbito de la Cofradía de San Gonzalo, de gran devoción y numerosos cofrades en Triana.
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