
En el mes de septiembre, la noche del 28 se alejó más de la cuenta de las trincheras de su compañía, probablemente recorriendo la línea de escuchas. El Coronel de su Regimiento narra cómo de madrugada mientras estaban siendo atacados, un reducto de hombres se acercaba a las alambradas de las posiciones españolas. A la voz de "Alto el fuego, que somo españoles", un teniente que encabeza el grupo ordena el 'alto el fuego' al reconocer a Cabo Noval.
Al darse cuenta éste de la circunstancia, grita "¡Tirar, que vengo entre moros! ¡fuego! ¡viva España!". Su cuerpo se recuperará al día siguiente atravesado por una balloneta además de acribillado por el fuego propio.
Este heroísmo del Cabo fue publicado en el periódico local de Oviedo y se promovieron actos en conmemoración al hecho heroico. Entre otros, se erigió la estatua que muestro, cerca de la Plaza de Oriente de Madrid.
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