En Diciembre de 1640, Portugal recupera su independencia de España. Ante la crisis sucesoria en Portugal tras la muerte de Sebastiao en la batalla de Alcazalquivir, las tropas españolas, comandadas por el Duque de Alba, derrotan en la batalla de Alcántara a las tropas del autoproclamado sucesor, el rey Antonio de Portugal.
El 15 de abril de 1581, las Cortes portuguesas en Tomar, reconocen los derechos dinásticos de Felipe II, rey de España y Portugal.
Sesenta años después, en 1640, las revueltas portuguesas y el debilitamiento del ejército español, castigado en las batallas de centroeuropa y en las revueltas en Cataluña (¿le suena?), producen la Restauración de la independencia portuguesa y por ende, la Restauración de la Monarquía, en la persona de Juan IV, Duque de Braganza e hijo de Catalina de Portugal.
La imagen es de la Praça dos Restauradores de Lisboa, con su impresionante obelisco en el centro, que conmemora la Restauración. Las imágenes, a su pie, son las de la Victoria y la Libertad.
Tenéis otra imagen de la plaza aquí en la entrada del mes de febrero de este blog. Una imagen nocturna de esta gran plaza lisboeta:
Este suceso histórico es uno de los motivos por que les caemos tan bien a los portugueses y se indignan cuando se plantea allí las posibilidades de unión de España y Portugal. Se equivocan, pero 'De España, ni el viento ni el casamiento'.
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