
El 15 de abril de 1581, las Cortes portuguesas en Tomar, reconocen los derechos dinásticos de Felipe II, rey de España y Portugal.
Sesenta años después, en 1640, las revueltas portuguesas y el debilitamiento del ejército español, castigado en las batallas de centroeuropa y en las revueltas en Cataluña (¿le suena?), producen la Restauración de la independencia portuguesa y por ende, la Restauración de la Monarquía, en la persona de Juan IV, Duque de Braganza e hijo de Catalina de Portugal.
La imagen es de la Praça dos Restauradores de Lisboa, con su impresionante obelisco en el centro, que conmemora la Restauración. Las imágenes, a su pie, son las de la Victoria y la Libertad.
Tenéis otra imagen de la plaza aquí en la entrada del mes de febrero de este blog. Una imagen nocturna de esta gran plaza lisboeta:
Este suceso histórico es uno de los motivos por que les caemos tan bien a los portugueses y se indignan cuando se plantea allí las posibilidades de unión de España y Portugal. Se equivocan, pero 'De España, ni el viento ni el casamiento'.
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