Sobre las cinco de la tarde comenzaron a materializarse los espíritus, como podéis ver en la foto. Primero la bruja.
Le siguió el zombi que se materializaba con su guadaña incluida.
En la puerta de casa, el akelarre completo.
Y en la celebración posterior, hamburguesas incluidas....
Y un cariñoso saludo americano para los fans del espíritu incansable.
Esta visita es de Septiembre y estaba ya un poco atrasada. Algatocín, en la Serranía de Ronda, Valle del Genal. La antigua 'Al-Atusiyin' árabe, 'el lugar de los Attus', familia bereber que se establece en la zona.
Se reconstruye la iglesia en 1604 y a partir de aquí, diversos sucesos, especialmente en la Guerra de la Independencia, donde se mantienen fieles a Fernando VII, les hacen ganar el título de Villa.
El museo de arte contemporáneo Vostel Malpartida, se encuentra en la localidad de Malpartida de Cáceres. Ubicado sobre un antiguo lavadero de lana que llegó a procesar, en el siglo XVIII, un millón de kilos de lana procedente de las ovejas que allí se esquilaban, dentro del proceso natural de la trashumancia.
Desde el lavadero hay unas impresionantes vistas a El Barrueco, monumento natural de masas graníticas, mezclado con grandes masas de agua. Este embalse se aprovechaba para suministrarla al lavadero, donde una vez calentada se empleaba para lavar la lana.
La imagen que abre la entrada es un detalle de la principal masa de roca, en el centro de la zona recogida por la imagen.
En la imagen una representación de la obra Happening '130 Km/h' en la que los asistentes se enfrentaban a un choque entre un tren y un vehículo cruzado en las vías.
A continuación la obra '¿Por qué el proceso de Jesús ante Pilatos duró sólo dos minutos?' para la que se empleó parte del fuselaje de un MIG soviético.
Y el artista, creando.
En fin, cuando menos polémico, pero sólo el entorno merece una visita.
Paseito por la zona de Belem. Aquí su torre.
Souvenirs.
La Doca do Bom Suceso, en el tajo. Con el puente 25 de abril, el Cristo Redentor y el Monumento a los descubridores, al fondo.
El monumento a los descubridores.
La luz de la noche. Empezamos con los arcos de herradura que presiden la Estación Central de Rossio.
El monolito a la Independencia de Portugal (de España) en la Plaza de Restauradores.
La plaza de Rossio, con Dom Luis IV en la columna central, vigésimo octavo rey de Portugal y primer emperador de Brasil. Al fondo, el teatro que lleva el nombre de su hija, Doña María II.
Calles aledañas y turistas mayoritariamente españoles que tomamos la noche lisboeta de fin de semana del mes de agosto.
Karate Kid, por Lisboa.
El Elvador de Santa Justa.
La Rua Augusta.
El Arco que da al Terreiro de Paço.
Y Dom Jose I, a punto de irse a dormir.
Como nosotros al acabar el sexto día de viaje. Mañana rematamos.
Había que cenar el sexto día en Lisboa. Pues el grande se empeñó en cenar en un templo del 'fast food', 'american way of life', '24x7', 'celebrity-owned', que yo conocía en Lisboa, en la Praça dos Restauradores.
La entrada espectacular con el vehículo en el techo, puesto boca-abajo. Nos sentamos en la primera planta, un nivel por encima de la entrada.
Y mientras elegimos la comida (american english, of course). 
Ya llegan los 'chicken nachos'.
Ya nos los hemos comido.
Ya esán aquí las 'half-pound burguers'.
Hala, pa' la calle que hay bulla.
Ah!!, una camiseta de recuerdo.
Leaving the Cafe in the rush hour.
Y seguimos las visitas del sexto día, ahora ya de noche.
Retraso en la conmemoración, de la que han pasado ya 11 días. Retraso desde la toma de las imágenes, desde la que han pasado ya seis meses y una vesícula biliar.
La iglesia de la Anunciación y el Convento de las Madres Carmelitas Descalzas, fue fundado el 25 de Enero de 1571 por la Santa, en la localidad de Alba de Tormes (Ávila). En ella murió la Santa en 1582. Ya sabéis la historia, pero la podéis releer en 
Tarde, pero a tiempo.
(Mariceli en A Brasileira)
Sí, por ese pasillo superior, desde el que las vistas son:
... a las calles comerciales del Chiado.
.... a la Praça do Rossio.
... al Tajo, con la Catedral y el Arco de la Rúa Augusta al fondo.
El mirador tiene unas impresionantes vistas sobre los tejados naranja de Lisboa y el Castillo de San Jorge al fondo. Mirador con fuerte viento y con un café que merece la pena pararse. No bajamos por el elevador de Santa Justa sino que nos volvemos por el mismo camino.
Ya estamos abajo. Y este año volvemos a visitar otra vez a Fernando Pessoa.